PSI 2022 no es el hermano pequeño de Pingus, es su eco rural, su manifiesto silencioso. En este vino, Peter Sisseck devuelve la voz a pequeños viticultores de la Ribera del Duero, hilando un Tempranillo auténtico, con trazas de Garnacha, criado en cemento y madera usada para no robarle protagonismo a la uva.
Color: Rojo cereza con reflejos violáceos. Ligeramente translúcido, como corresponde a su enfoque de mínima extracción. Transparente en lo visual y en lo que quiere contar.
Nariz: Delicada y limpia. Fruta roja fresca —fresa silvestre, cereza— junto a hierbas del campo, flores secas, un leve susurro de canela, y un fondo de arcilla húmeda que recuerda el origen campesino de la fruta. No es una sinfonía, es una canción popular bien afinada.
Boca: Fluida, ligera, honesta. El trago entra sin esfuerzo, con tanino discreto y una acidez vivaz que refresca sin cortar. Aparece un retrogusto de granada, pimienta blanca y humo lejano, que deja huella sin abrumar.
Maridaje: Ideal con cocina sencilla y sabrosa: pollo al ajillo, tortilla de patatas jugosa, setas salteadas o una buena tabla de embutidos artesanos. Es un vino que no exige ceremonia, pero sí respeto.